Esta maravillosa película trata sobre las vicisitudes en la vida de un joven estudiante de conservatorio de música clásica. El nombre de este chico es Eugene Martone y si tiene algo bien en claro, es que quiere ser un gran músico de la música del delta del Mississipi.
Para ello, Eugene (Ralph Macchio), contactará a una de las leyendas vivas del Blues, -olvidado en un oscuro geriátrico-, un músico de la vieja guardia blusera llamado Willie Brown (Joe Seneca). Este era el compañero de la mayor leyenda del Blues de la historia, el mítico y efímero Robert Jonhson. Pero lejos de ser este post una aburrida sinópsis de una de las mejores películas de Blues de toda la historia, lo interesante es que hay obras de arte que marcan a una generación, -en este caso de guitarristas-, por la trascendente aparición de otra leyenda, como es el virtuoso Steve Vai.
Con todos los ingredientes de la leyenda del Crossroads americano y la encrucijada entre el bien y el mal, los protagonistas consiguen llegar al punto Fulton y dar con el mismo Diablo para pedirle fama y dinero. ¿La condición para lograrlo? Superar en un duelo a Jack Butler, el guitarrista más virtuoso del momento.
Todo lo demás quedará plasmado en un duelo de titanes: Eugene (Macchio) contra Jack Butler (Steve Vai). Con un contundente despliegue de guitarra clásica del pupilo de Willie Brown y un poco de mojo del delta, -una especie de amuleto de buena suerte para este tipo de desafios-, Martone dejará humillado a un misterioso y endiablado Jack Butler.
¿Y la grabación de la guitarra Telecaster de Macchio? Quedará a cargo del propio Steve Vai, que para ese entonces era el muchacho de oro de aquella languidescente época de Rock y Blues. Vai fue un verdadero pupilo de leyendas de la musica como Frank Zappa y Joe Satriani.
No hay comentarios:
Publicar un comentario